Uno de los fenómenos que enfrenta Cuba en la actualidad es el proceso de envejecimiento que experimenta su población. Según los resultados del Censo realizado en el 2012, la población mayor de 60 años representa el 18 % de los ciudadanos cubanos. Ello demuestra un incremento de 4 puntos respecto al censo realizado en 2002, cuando la cifra se ubicaba en el 14 %. De este simple dato se pueden derivar numerosas conclusiones algunas halagueñas y otras no tanto..
El fenómeno del envejecimiento en Cuba viene acompañado ademas de una problemática aún más compleja: el proceso sostenido de decrecimiento de la poblacion en general,condicionado por el incremento de la esperanza de vida, la baja natalidad, una mejor planificacion familiar, la amplia participación laboral de la mujer, y la migración internacional de jovenes. En ese sentido la complejidad de tal fenómeno abre un amplio abanico de interrogantes. En primer lugar es necesario preguntarnos:
¿Cómo enfrentar el fenómeno del envejecimiento de la población en un país con una infraestructutura industrial poco diversificada y desactualizada? ¿Será posible la sostentabilidad de los programas gubernamentales de seguridad social dirigidos al pago de pensiones, asistencia médica, y cuidados del adulto mayor, entre otros, cuando la población economicamente activa (PEA) de Cuba decrece de modo acelerado? ¿Los cambios económicos que experimenta el país son los suficientemente profundos como para generar un importante incremento de la productividad que propicie la riqueza suficiente que debe sostener la política social?
Todas estas interrogantes son tesis de doctorados en sí mismas. Pero lo cierto es que, hasta el momento, Cuba es un país subdesarrollado con un asistencialismo social que solo pueden sostener países altamente industrializados. Sin embargo, todo ello puede cambiar drásticamente si no se adotan estrategias como la atracción de inversiones para el desarrollo industrial, la creación de políticas atractivas que identifiquen los proyectos de vida de los grupos jovenes que componen la PEA con su permanecia en el país, la diversificación e incremento del sector privado de los servicios especialmente en áreas profesionales, y cambios internos que estimulen la articulación de Cuba a los más dinámicos mercados internacionales con el objetivo de hacer sustentables los proyectos de desarrollo endógeno
.
Es cierto que el gobierno implementó un conjunto de medidas para potenciar la productividad del país. No obstante, es necesario adoptar otras tantas que posibiliten una integralidad para que el proceso de cambios se articule con las necesidades reales que demandan las transformaciones de la estructura sociodemográfica. Un área que tiene un amplio potencial es la de los servicios profesionales. Cuba tiene un amplio número de profesionales que en muchas ocasiones estan subutilizados, o al menos no explotan todas sus capacidades en los espacios identificados con su perfil, fundamentalmente porque muchos de estos se han desplazado hacia otros sectores economicos con mayores posibilidades de ingresos. Tanto es así que podemos encontrar ingenieros trabajando de taxistas del turismo, profesores universitarios convertidos en dependientes de paladares y todo ello sin mencionar el número de profesionales que se graduan en las universidades para luego ejercer como subprofesionales inmigrantes en otros países.
Cuba tiene suficiente capital humano para crear consultorias en el nuevo sector privado que brinden innumerables servicios internacionales con el proposito de articular a los medianos empresarios de otros países que deseen invertir en el país, o establecer empresas mixtas con los nuevos propietarios nacionales para proveer a estos de materias primas e insumos para perfeccionar su actividad econòmica y comercial. Ello posibilitaría que muchos profesionales jovenes encuentren un espacio para el desarrollo de sus proyectos individuales y colectivos, y de un modo se estaría estimulando otra fuente de ingreso que podría potenciar la productividad y sustentar políticas de seguridad social. Una política de este tipo traería de vueltas a muchos profesionales y técnicos medios que se desempeñan como trabajadores emigrados en otros países, con lo cual se incrementaría el PEA.
De no implementarse medidas como estas estaremos abocados en un futuro no muy lejano a una crisis en el sistema de seguridad social, comprometiendose incluso la jubilación y la seguridad de los trabajadores (profesionales, técnicos y demas trabajadores) que hoy nos desempeñamos como miembros de la poblacion económicamente activa. Por ello es necesario que las autoridades encargadas de la toma de decisiones enfrenten el fenómeno del envejecimiento desde un enfoque crítico y no desde la autocomplacencia de suponerlo como un logro exclusivo de la política social, cuando en la actualidad representa un importante reto para el futuro de la nación.
El fenómeno del envejecimiento en Cuba viene acompañado ademas de una problemática aún más compleja: el proceso sostenido de decrecimiento de la poblacion en general,condicionado por el incremento de la esperanza de vida, la baja natalidad, una mejor planificacion familiar, la amplia participación laboral de la mujer, y la migración internacional de jovenes. En ese sentido la complejidad de tal fenómeno abre un amplio abanico de interrogantes. En primer lugar es necesario preguntarnos:
¿Cómo enfrentar el fenómeno del envejecimiento de la población en un país con una infraestructutura industrial poco diversificada y desactualizada? ¿Será posible la sostentabilidad de los programas gubernamentales de seguridad social dirigidos al pago de pensiones, asistencia médica, y cuidados del adulto mayor, entre otros, cuando la población economicamente activa (PEA) de Cuba decrece de modo acelerado? ¿Los cambios económicos que experimenta el país son los suficientemente profundos como para generar un importante incremento de la productividad que propicie la riqueza suficiente que debe sostener la política social?
Todas estas interrogantes son tesis de doctorados en sí mismas. Pero lo cierto es que, hasta el momento, Cuba es un país subdesarrollado con un asistencialismo social que solo pueden sostener países altamente industrializados. Sin embargo, todo ello puede cambiar drásticamente si no se adotan estrategias como la atracción de inversiones para el desarrollo industrial, la creación de políticas atractivas que identifiquen los proyectos de vida de los grupos jovenes que componen la PEA con su permanecia en el país, la diversificación e incremento del sector privado de los servicios especialmente en áreas profesionales, y cambios internos que estimulen la articulación de Cuba a los más dinámicos mercados internacionales con el objetivo de hacer sustentables los proyectos de desarrollo endógeno
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Es cierto que el gobierno implementó un conjunto de medidas para potenciar la productividad del país. No obstante, es necesario adoptar otras tantas que posibiliten una integralidad para que el proceso de cambios se articule con las necesidades reales que demandan las transformaciones de la estructura sociodemográfica. Un área que tiene un amplio potencial es la de los servicios profesionales. Cuba tiene un amplio número de profesionales que en muchas ocasiones estan subutilizados, o al menos no explotan todas sus capacidades en los espacios identificados con su perfil, fundamentalmente porque muchos de estos se han desplazado hacia otros sectores economicos con mayores posibilidades de ingresos. Tanto es así que podemos encontrar ingenieros trabajando de taxistas del turismo, profesores universitarios convertidos en dependientes de paladares y todo ello sin mencionar el número de profesionales que se graduan en las universidades para luego ejercer como subprofesionales inmigrantes en otros países.
Cuba tiene suficiente capital humano para crear consultorias en el nuevo sector privado que brinden innumerables servicios internacionales con el proposito de articular a los medianos empresarios de otros países que deseen invertir en el país, o establecer empresas mixtas con los nuevos propietarios nacionales para proveer a estos de materias primas e insumos para perfeccionar su actividad econòmica y comercial. Ello posibilitaría que muchos profesionales jovenes encuentren un espacio para el desarrollo de sus proyectos individuales y colectivos, y de un modo se estaría estimulando otra fuente de ingreso que podría potenciar la productividad y sustentar políticas de seguridad social. Una política de este tipo traería de vueltas a muchos profesionales y técnicos medios que se desempeñan como trabajadores emigrados en otros países, con lo cual se incrementaría el PEA.
De no implementarse medidas como estas estaremos abocados en un futuro no muy lejano a una crisis en el sistema de seguridad social, comprometiendose incluso la jubilación y la seguridad de los trabajadores (profesionales, técnicos y demas trabajadores) que hoy nos desempeñamos como miembros de la poblacion económicamente activa. Por ello es necesario que las autoridades encargadas de la toma de decisiones enfrenten el fenómeno del envejecimiento desde un enfoque crítico y no desde la autocomplacencia de suponerlo como un logro exclusivo de la política social, cuando en la actualidad representa un importante reto para el futuro de la nación.
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